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Llamazares,las piedras y las Catedrales de tierras y gentes.

LA MIRADA, LA PLUMA Y LAS PIEDRAS DE JUIO LLAMAZARES

 

La primera vez que me topé con la mirada y la pluma de Julio Llamazares fue bajo una intensa y persistente lluvia amarilla, iluminada y paliada por un escritor que me parece garante de calidad y de mucho más. Destacaría de su narrativa algunas otras obras como El cielo de Madrid, En mitad de ninguna parte, Luna de lobos; pero Llamazares ha sido , también , un poeta lo demuestra en La lentitud de los bueyes y Memoria de la nieve. Como articulista en la prensa ha reunido sus colaboraciones con Nadie escucha y Entre perro y lobo….es gran amante de las rutas como viajero anónimo tras su bloc de notas. Lo demuestra en : El río del olvido, Tras-os-Montes y Cuaderno del Duero.

Ahora hace otro viaje: gigante y agigantado mientras se alimenta de piedras secas o humedecidas por la muy añorada lluvia, quizás ya no amarilla….sin color. Llamazares visita las Catedrales de nuestro país donde se confabulan el arte, el ingenio, el misterio, la devoción, el silencio….pero el autor no pasa por alto las tierras en las que se levantan estos templos y a las gentes que las habitan, pasando , algunas veces indiferentes, ante estas piedras.

Dice Llamazares en el preámbulo de la obra:“Qué es lo que me llevó a elegir esos edificios para este nuevo viaje literario –el cuarto de los que escribo y el más ambicioso, sin duda, de todos ellos- tampoco sabría decirlo. Intuyo que la atracción que siempre me han producido las catedrales desde que, cuando era niño, entré por primera vez en la de León y también, acaso, la preferencia que siento por esos mundos que han quedado a desmano de la historia o simplemente de la realidad. Y las catedrales, por más que algunos pretendan, no son ya más que espejismos, reliquias de un tiempo ido que quedó aprisionado en ellas”.

En las primeras andanzas de su primer volumen, Llamazares dice: “Éste es un viaje en el tiempo y en la geografía (...) Lo emprendí cuando comenzaba el tercer milenio y lo acabaré algún día, espero, después de haber recorrido todas las catedrales de este país”.

 

Así nuestro viajero armado de miradas que buscan y de plumas que intentan ser, nos lleva a realizar diferentes viajes:

 

 

El primer viaje a Galicia, donde  el Obradoiro, cobra especial latido y vida. Lugar de encuentro entre caminantes y devotos acérrimos….es aquí donde arranca el camino de un Llamazares que ni cree ni reza, pero que se siente atraído por la arquitectura y el arte que se levantan desde la religión.

Después marcha a  Tuy  y habla de ella como de una barca de piedra que arrastra el Miño; después visita  “las maravillas” de la catedral de Orense y la Virgen de los Ojos Grandes de Lugo. Se adentra, también, en la ex poderosa diócesis de Mondoñedo, “donde pervive aún un feudalismo encubierto y donde alienta el espíritu de la Galicia de siempre”. Tiempos anclados y casi inertes.

Viaja después a la Vetusta de la pluma---otro grande--- de Clarín. Sin comentarios….si la visitan lo sabrán y hasta verán al sacristán creado o reflejado por la mirada, tras anteojos, de cristal con forma redondeada. Oviedo, catedral quieta y llena de dimensiones.

Marcha después a León, con su luz especial, a Astorga y a Zamora, un poco más solitaria, en la impresión de Llamazares: “como sacada de tiempo atrás”. Salamanca es otra monumental parada, un alto en el camino bien especial que sus dos catedrales  demuestran conjugando las distintas dimensiones que definen al arte, a la belleza y a la imaginación sobre las piedras. Y sigue por Ciudad Rodrigo, done descubre que el tacto es tan importante como laminada…o más, según para quien.

En todo este primer tramo el autor se encuentra inmerso entre la lluvia y el frío.

Los pasos de Llamazares se encaminan, luego, hacia la Catedral  de Santander, a la filigrana de Burgos, recién rehabilitada .

En tierras de Vascos, navarros y riojanos, puede verse al viajero indagando en las interminables obras de la catedral de Vitoria. Entre este pasaje , atinado de andanzas, sabremos:” que los donostiarras reniegan de su catedral oficial en favor de la iglesia de Santa María y nos enteraremos: “de la crítica sin complejos a la fachada de la catedral de Pamplona”. Entraremos también en la íntima cotidianidad de la de Calahorra y conoceremos la historia del gallo y de la gallina que viven en la catedral de Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja.

Llega después esta particular expedición de un sólo caminante a Aragón en donde los recuerdos del pasado de nuestro autor se mezclan desde el presente. Así la huída y la despoblación chocan de frente con el hoy. Llamazares escribe: desde  “la perla de los Pirineos, en Jaca, a la pobreza de la catedral de Albarracín, pasando por la abrumadora mole del pequeño Vaticano que es el Pilar……” Aragón le recuerda a aquel niño que fue Llamazares y a las liturgias que él practicó siendo niño, obligado…”.

Este primer volumen acaban con “la dedicación” con  Las seos de Cataluña. El primer lugar es Lérida; después está Solsona y Gerona a través de los Pirineos y la fértil Vic.

A Llamazares hay cosas que no le agradan y las manifiesta:”le perturba el negocio montado en torno a los templos. La catedral de Barcelona, por ejemplo, con tres millones de turistas cada año, eleva el comercio a su máximo expresión al proponer al visitante apadrinar con dinero una piedra y su capítulo se titula Si la bolsa sona”.

En la Seo de Urgel, Llamazares,  sentencia:“desde el románico, el arte no ha hecho otra cosa que retroceder”. Así, sigue cargando tintas:” La judería de Gerona le disgusta por su artificiosidad, Vic es un mercadillo de Navidad, Tarragona aparece como otro hervidero de turistas y una catedral de la periferia barcelonesa, la de San Feliu de Llobregat,  le sirve para constatar que la iglesia se aleja deprisa de las nuevas generaciones…..mientras que califica a  la de Tortosa: “ como un vergel aún en invierno donde resuenan ecos de nuestra guerra civil a la vez que se advierte la potencia económica de la región. Y, antes de partir, se pregunta: “¿Será que Cataluña es otro país?”. Al menos eso sí; Llamazares sabe ser polémico y controvertido, aún cuando a los que venimos de confraternizar con Cataluña nos duelan ciertas aseveraciones….Llamazares es un escritor que escribe casi como lo harían los ángeles si existiesen….y al respecto no hay nada más que decir porque con lo demás pronto sus argumentos serían como pólvora mojada bajo una lluvia amarilla y con cuatro grandes franjas rojas.

Llamazares es prosa en mayúsculas y un maestro en paisajes y descripciones.

 

 

 

 

 

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