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Letras desde Cazarabet

Mujeres y valores republicanos en València.

Todos los colores de la Paz.

 

En tiempos en que Valencia era conocida y reconocida por algo más que por sus pseudo ciudades de ciencias y artes, puentes y cartones de cómic que se queman…. la ciudad del Levante gozaba de una libertad que la convirtió en la capital de la República atacada por el fascismo del golpe de Estado. Una ciudad libre para personas libres. Así, aquella ciudad tenía una calle que se llamaba: calle La Paz...

El libro de Cristina Escrivà La Paz es nuestra. Mujeres de un infinito narra, mejor dicho nos cuenta, la historia de esa calle y de sus habitantes, mujeres de bronce. Son treinta las mujeres que, de alguna manera, “hablan” en este libro y cuentan con palabras o retratan con dibujos los entresijos de la vida de la mujer en aquella calle que, en estos días presentes, se me antoja difícil pero alentadora e ilusionante….al menos hasta que las tinieblas del absolutismo hicieron acto de presencia.

Esta calle durante la II República recibió una fuerte dosis de vida y estas mujeres lo aprovecharon haciendo de sus vidas algo grande. Las mujeres allí eran las que daban ejemplo e iniciaban los proyectos más acordes con los tiempos de cambios avanzados de la II República. Desde calle La Paz se engrandeció el nombre de Valencia y se  dio forma a las ilusiones de todos los que detenían su atención en la calle, en las mujeres que la habitaban. El libro presenta la lucha de la mujer; se regocija en sus sueños; transmite sus ilusiones y, sobretodo emociona como nada y como nadie. Bien por Cristina Escrivà, pero sobretodo gratitud por su ejercicio de memoria y dignidad.

  

No se olvide de consultar el punto de libro.

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